Si, ese llamado fue trascendental en la vida de mi amiga. Durante toda su infancia y años de adolescencia no tuvo señales de vida de su padre, y ahora llamaba como si nada hubiese pasado.
La madre de Katy, Mariela, había viajado a Europa en una de sus vacaciones como soltera, y allí había conocido al hombre de su vida: Roger, cuyo apellido no mencionaré.
Ellos tuvieron un romance de verano, fue un sueño hecho realidad para ambos. Los dos querían salir un poco de sus obligaciones de estudiantes, y el destino los había juntado para que pasaran los mejores momentos de sus vidas.
Roger era de una familia muy adinerada, y estaba estudiando ciencias políticas para seguir el ejemplo de su padre. Su alto linaje de antecesores era de lo más rico en materia de célebres y famosos funcionarios del gobierno suizo.
Ese verano, como cuenta Mariela, fue de plazas y cenas románticas, largas caminatas céntricas hasta cálidos picnics en el campo. El amor palpitaba en sus corazones, pero las vacaciones terminaron y Mari tuvo que volver a su casa.
Al paso de las semanas de ese maravilloso verano, la mamá de Katy se dio cuenta que estaba embarazada. No sabía qué hacer, pero tuvo que decirle a Roger. A él le cayó de sorpresa la noticia. No sabía qué hacer, si ir y quedarse allá, si traer a Mariela a Suiza y tratar de formar una familia; y lo más importante de todo, si decirle a su refinada familia o no.
Iba a ser una calamidad, un buen chisme que no lo dejaría obtener el futuro que deseaba. Toda su familia se enteraría, toda la gente hablaría de ello. Los ciudadanos pensarían: "para qué vamos a elegir a este chico como futuro gobernante? Si es promiscuo y descuidado, no nos va a llevar por buen camino".
Y con ese pensamiento en la cabeza, fue como Roger tomó su decisión.
Logró hacer un intercambio en la ciudad de Mari por su último año de estudios. A ella le encantó la idea. Se compraron un departamento juntos, que es en el cual mi amiga aún vive, y pasaron allí un gran año. Poco a poco fueron acomodándose, y su amor fue creciendo.
A mediados de año, su alegría creció enormemente: Katy había nacido. Esa pequeña niña ojos verdes iluminó su acogedor departamento, y lo convirtió en un hogar propicio para que una familia creciera.
Pero al terminar el año, y al acercarse la mesa de la última materia de Roger, él comenzó a ver la realidad. Amaba a Mari y Katy, era lo más bello que tenía en su vida, pero no quería decepcionar a su familia y a todas las personas que habían confiado en él y lo habían ayudado a comenzar su carrera en la política.
Y así fue cómo sucedió, una cálida madrugada de verano Mariela encontró en la almohada de su amor una nota. Las cosas de Roger no estaban, tan sólo una simple carta era lo que quedaba de su presencia. En ella explicaba que no podía continuar con esa vida. Aún siendo la vida que él anhelaba, debía seguir con sus planes y volver a Suiza.
Mariela no pudo contener más las lágrimas, cuando leyó las últimas palabras: "Siempre estarán en mi corazón, no importando la distancia. Las amo mis pequeños soles: Katy y Mari. Suerte. Roger"
Los días posteriores fueron muy duros para la madre de mi amiga, pero con el tiempo todo se acomoda.
Aunque Katy no tuvo la presencia de un padre y no le gustaba hablar de ello, tuvo una hermosa infancia y adolescencia junto a su confidente y fiel madre.
Pero todo se vio perturbado a esa madrugada de miércoles. Los recuerdos volvían, los sentimientos encontrados también. Katy estaba muy sensible, no sabía que hacer ni qué pensar. Mucho menos no sabía si aceptar la propuesta de su padre.
Roger le había dicho que se arrepentía profundamente de haberlas dejado a ella y a su madre, tan jóvenes las dos, sin nunca haber aparecido a ver cómo estaban o tan sólo a decir "hola". Él quería cambiar eso. Con Mariela no iba a ser posible, muchos años marchita el amor si no se lo cuida; pero podría comenzar a ser un mejor padre de ahora en más con Katy.
Roger le había propuesto que fuera a su casa en Suiza y pasara unas vacaciones con él, así llegaban a conocerse y comenzar una relación padre-hija. Él la mandaba a buscar, le daba todo lo que necesitaba; pero era decisión de Katy el ir o no.
Luego de pasarnos todo el día viendo películas, comiendo helado y hablando del tema, mi amiga decidió lo que haría. Esa misma noche llamó a Roger y le dijo: "Esta bien, voy. Pero con una condición: mi mejor amiga Ale viene conmigo".
..nos espera un viaje lleno de novedades y sorpresas por Europa. Que ansiedad!
Nos estamos viendo, Ale.
